Arnulfo Agüero
“La esencia poética trasciende los límites literarios”, dice en una de sus criticas el poeta Carlos Martínez Rivas sobre la poesía del buen amor y la amistad del bardo Chepito Cuadra (1914), visto tambien por otros literatos nicaragüesenses, como el más grande poeta del "buen amor" del siglo XX.
Sobre esta esencia, su viejo amigo, el narrador Juan Aburto escribió: “Cuadra Vega, para hacer su poesía utiliza tan solo el amor a su Dios, el amor a su mujer, el amor a la vida, y el que prodiga a todos los seres que transcurren a su lado.
Tanto José Coronel Urtecho, Julio Valle Castillo, Álvaro Urtecho lo asocian con el amor en plenitud de vida y gozo.
De esta “Fiera humana”, como suele presentarse Josecito Cuadra Vega —escribió el escritor Franz Galich— su humor es también parte de su alarde, ante la impasible vida que tan callando pasa… Chepito es nuestro poeta juglar, cantor del amor a primera vista.
En este recuento, Galich suma que: la poética del buen amor y el humor forman la versificación de Cuadra, amorosa, escatológica, de amor-vida-muerte, erótica y jocosa; un arte poético de la poesía del amor reunida en sus libros, y antología: Poema para Doña Julia, Canto a la Virgen Pájara María, Poemas de hospital, y Otros poemas. Aquí algunos de sus textos, en su ya clásico lenguaje del verso romántico sin tiempo:
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Chepito a grandes voces repite: "Doña Julia es de Masaya baboso, no del Toboso" |
Epigrama
En donde Don José aclara a un preguntón idiota de donde era natural y nativa Doña Julia, y una contestación sí-es-no-es descortés de Don José.
—Dígame Usted, Don José:
¿es su Doña Julia acaso,
es acaso ella tan bella,
tan bella como era aquella
Dulcinea del Toboso?
Y si es así, Don José,
y si es así, ¿do se halla?
y si es así, ¿de dó es ella?
Y responde Don José
muy mucho, muy cauteloso:
—No es del Toboso, baboso,
Doña Julia es de Masaya.
De la literatura y sus sorpresas
A Daysi Zamora
a la Daysita Zamora
Ambiente de pretéritas edades.
Empolvadas pelucas y
un susurrante y sensual
fru fru de crinolinas.
Entre muchas,
y en el Salón del Palacio
iluminado a giorno,
una pareja danza
al suave ritmo de un lento valse.
Se acerca un caballero y
con trémulos dedos toca los
ebúrneos hombros de la dama y dice:
—Señora, perdone Usted, pero le veo
el cuello ensangrentado.
Y la dama:
—¿Cómo un vasallo puede
desconocer así a su Reina?
Yo soy María Antonieta.
Siesta
A Christian Santos
y Claribel Alegría
Contra el cielo azul-celeste
de este verano ardiente brillan las hojas,
extrañamente verdes,
de este frondoso almendro en flor
y un poco más allá,
pendulando suavemente al viento cálido,
la sonrosada, terciopelada piel de los
tropicales mangos del traspatio vecino.
Doña Julia, allá al fondo,
me sonríe dulce, displicente,
porque también a ella
la amodorró, la adormeció el verano
cual si estuviesen, ambos los dos,
lejanos ya en el tiempo y la distancia
allá en la ardiente y cálida,
la tropical Corinto que Don RUBÉN cantara.
La nada
Al doctor Alejandro Serrano Caldera,
Cordialmente
No tengo nada que escribir ahora.
Nada que escribir sobre Cristo.
Nada que escribir sobre Buda.
Nada que escribir sobre Lenin.
Voy a escribir entonces sobre mí.
Mas la verdad es que nada
sobre mí tampoco tengo nada que escribir.
Sobre la oscura noche
“Noche oscura del alma” del poeta;
sobre este claro, luminoso día, nada.
Nada tampoco sobre el exultante y dulce
milagro diáfano de la primavera.
Sobre el rescoldo ardiente del verano nada y
nada tampoco sobre
las encendidas y violentas albas.
Sobre las duras sombras del pecado y sobre
la luz radiante de la Gracia, nada.
Sobre la nada de la NADA nada y
sobre Dios nada tampoco, mas
ahora que recuerdo sí que sobre Dios tenía algo entrañablemente puro
que escribir esta noche
pero…
—y es muy extraño-
se me ha olvidado ahora…
se me ha olvidado ahora, Dios…
Gruta Xavier 1969
Donde el poeta invita a Dios
a compartir su lecho
—Acóstate aquí, Dios. Acóstate en mi cama.
—No. Yo no puedo acostarme en esta cama, Josecito
—¿Y por qué no, Dios? ¿Por qué no?
—Pues por que en esa cama se acuesta Doña Julia.
—Pero si en esa cama, Dios, cabes Tú también y
Doña Julia, además.
—No, Josecito, en un lecho para dos,
caben sólo exactamente dos:
el esposo y la esposa.
—¿Pero por qué sólo dos? ¿Y la Trinidad, Dios?
—Es que Trinidad son 3, tres, Josecito.
—Estamos pues de acuerdo en eso, Dios,
en que la Trinidad es,
en que la Trinidad somos 3, tres:
Tú, Doña Julia. Yo.
—Puesto que así lo crees, Josecito…
—Gracias entonces, Dios, acóstate aquí,
en esta cama, Dios, y durmamos pues así,
eternamente,
los tres entre los tres.
Amén.
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La Prensa Literaria, 8 nov, 2003
José Cuadra Vega celebra sus...
70 años de amor y devoción por doña Julia
Arnulfo Agüero
Su matrimonio eterno con su “Doña Julia siempre joven”, musa de su poesía amatoria, atemporal y mística, está cumpliendo los 70 años; para el poeta Chepito Cuadra esta larga vida conyugal, le ha significado en la controversial fidelidad de un “Don Juan hogareño”, lírico y amante granadino “quince primaveras primaverales”:
El amor y su amada ha detenido el tiempo y la poesía ha sido su gran pretexto para alcanzarlo. El haber mandado en 1933 a la hoguera sus primeros 15 poemas y sus ocho cartas de pasión “pecaminosa”, después de haberla conquistado y llevado al blanco altar de las leyes divinas, y luego idear el ardid del libro Poemas para Doña Julia, para retenerla toda la vida, simplemente lo confirman:
La palabra ha sido usada una vez más y con magnífica trascendencia y sin parangón por el último de los grandes románticos latinoamericanos del siglo XX. Leer texto completo...
EL NUEVO AMANACER CULTURAL
Chepito Cuadra por Alvaro Urtecho
José (Chepito) Cuadra Vega por Álvaro Urtecho
José Cuadra Vega (1914), Josecito para sus amigos y admiradores y todos sus colegas del Parnaso que lo quieren y lo exaltan y han gozado toda la vida de los decires y rituales de su originalísima personalidad que lo caracterizan, no sólo como un punto de referencia de la vieja y auténtica Managua, sino como el gran poeta de la vida doméstica y conyugal, el mayor cantor de lo hogareño específico como el eje central de su inspiración: su Julia, su Doña Julia, la musa de sus cantos inspirados, en cuyas notas vibran, no sólo el aliento cotidiano de su enjardinada y enverjada casita de la Colonia Centroamérica, grupo L-835, sino la cuerda inconfundible de un acento religioso propio, fresco, directo, familiar, conversacional, popular: y una divinidad, un Dios, un Jesús carnal, amigable, festivo y una Virgen Pájara María gozosa pero humanizada, que entra en los oscuros antros donde Mammón guarda el oro que envilece al hombre; que entra en las oficinas públicas, sin vírgines pájaras marías y sin cristos carpinteros, nazarenos; que entra en los lupanares a rescatar a sus pobres pajaritas putas de alas rotas, putillas de mala–muerte, sentadas en las duras bancas de los lupanares a la espera de algo, de alguien, “del que paga, Oh, Sor Juana, por pecar”.La tendencia de toda la poesía en general de Cuadra Vega es, en síntesis, una poesía alucinada, llena de humor y amor, pero de un amor que trasciende desde aquí, desde la tierra, hasta llegar a Dios, lleno de gracias.