jueves, 26 de agosto de 2010

CENTENARIO DE NACIMIENTO DEL POETA JOSÉ CUADRA VEGA



HISPAMER, BIBLIOTECA ALEMANA “ELIZABETH ZILZ”, CÍRCULO LITERARIO DEL ADULTO MAYOR Y LA FAMILIA CUADRA – ROBLETO. 
INVITAN A LA CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL POETA JOSÉ CUADRA VEGA, “EL POETA DEL BUEN AMOR”, EL PRÓXIMO MIÉRCOLES 19 DE MARZO 2014 A LAS 06:00 P.M. EN EL CENTRO CULTURAL “PABLO ANTONIO CUADRA” DE HISPAMER.

AGENDA CULTURAL
1.Bienvenida. Madeline Mendieta. Presentación del Maestro de ceremonias Actor: Hugo Hernández Oviedo
2. Presentación de la mesa de Presidio: Julita Cuadra Robleto y Argentina Cuadra Robleto (familia del poeta) Señor Jesús de Santiago, poeta Vidaluz Meneses y Guillermo Mejía Baltodano
3. Palabras por parte del Señor Jesús de Santiago Gerente General de HISPAMER
4. Esbozos de la vida y obra del Poeta José “Chepito” Cuadra Vega. A cargo de la Poeta Vidaluz Meneses.
5.  Presentación del video y blogs de Chepito Cuadra y palabras de agradecimiento de un miembro de la familia Cuadra Robleto.
6. Interpretación de la soprano Tatiana Vander acompañada de la pianista Katiuska Pipenko
7. lectura del Poema DE GRIS, escrito por Josefa María Vega Fornos madre del Poeta José Cuadra Vega; en la voz del poeta Cáliz de la Vega, discípulo del poeta José “Chepito” Cuadra Vega
8.     Musicalización de uno de los poemas del poeta José “Chepito” Cuadra Vega a cargo del cantautor nicaragüense Carlos Baltodano. Esto será durante el brindis.
9. Brindis de Honor.
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Más información:

Madeline Mendieta / centroculturalpac@hispamer.com.ni / Hispamer: 22781210 / 86023725
Guillermo Mejía Baltodano / Guillermo Mejia Baltodano <gmejiab48@hotmail.com>/ 22661656 /88114989
Julita Cuadra Robleto / urrozcuadra@hotmail.com/ 22808925 /


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Una historia de amor y poesía 
la más impresionante de Hispanoamérica

Tan callando pasa la vida, tan callando, amando amando...; lo vemos en la Casa de la Centroamérica, L 835, color verde tierno, verjas blancas, blancas como las sabanas de su habitación, recámara de ensueño y oraciones, donde en las últimas décadas ha amado sin límites a su Doña Julia, su eterna musa nicaragüense, de quien quedó prendado hace casi un siglo, un 1914.

En su pequeña sala de estar, guarda y exhibe el corazón mínimo de su memoria familiar. Junto a ella sentado, en sillas Luis XV, este caballero, juglar, cantor ritmico, cuenta a quienes llegan, poetas, periodistas y amigos su gran historia de amor sin fin, que no se cansa de repetir de su Doña Julia, y de las otras, que no pudieron hacer que la dejara.

En este rincocito, sencillo y afectivo, atesora la imagen de su madre poeta, Doña Josefa; y de sus hermanos, pléyades de minotauros de la palabra nica, labradores de la poesía, la traducción y el humor, Manolo, Luciano, Ramiro...

Cuando llegas a su casa, los encuentras a ambos dos juntitos, siempre él rebosando de pletóricas remembranzas de amor; ella siempre a su lado viviendo esa gran y única historia, la más impresionante del siglo XX en Hispanomérica, de amor y poesía, de poesía y gracia, gracia que se extiende a sus amigos, los poetas y poetisas de la generación de la Vanguardia, y de la generación que le precedió, los más cercanos, y de los que se confabularon con su gracia y sensibilidad sin par y estilo .

En este espacio encontraran un poco de eso, su vida y poesía, sus libros, sus versos, su albúm de imágenes, su criticas y publicaciones en medios escritos.

Vaya pues, este espacio on line, su bitácora centenaria, como un Homenaje a su vida y poesía, Chepito Cuadra, Josecito, o José Cuadra Vega, Poeta del Buen Amor.



Arnulfo Agüero
Editor Cultural
arnulfoaguero@gmail.com

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A sus 95 años

Chepito Cuadra
Poeta del amor sin tiempo

Arnulfo Agüero

El año pasado Chepito Cuadra, poeta del buen amor, me recordó desde su solariega casa de la Centroamérica y con su antología en mano, que había cumplido sus 95 años y que iba por otro diez más contrapronósticos; también que llevaba 75 años con su inseparable musa y amante esposa, al cual le escribió el texto lirico de amor conyugal Poemas para Doña Julia.





Para este longevo y jovial poeta nacido en Xalteva, Granada de 1914, el tiempo parece no existir, sino el amor total. No solo el amor a su Doña Julia, se desgranan de sus versos, sino que este se ha desparramado como árbol frondoso, hacia la mujer, la humana, la del pueblo y la mística; escribiendo su Canto a la Virgen Pájara María.

Pero esto no le ha bastado; sino que ha pasado horas y horas, décadas y décadas, escribiendo sus versos de la ternura y la amistad a toda una gran pléyades de sus amigos, del círculo poético, periodístico, cultural y familiar. 

Muchos de ellos idos, a los cuales les dedicó sus versos, como al padre Ángel Martínez, Pablo Antonio Cuadra, Juan Aburto, Mario Cajina Vega, Gustavo Adolfo Páez, Franz Galich, William Ramírez y Álvaro Urtecho.

Y si Chepito, no ha escrito más, no es porque “se le ha secado la fuente” como el dice; sino que ha cambiado su estilo: ahora el poeta sigue recitando en vivo, sigue haciendo humor en su prosa oral, que también es poesía verbal, cuando le visitan sus amigos; o cuando el  mismo los llama por teléfono, dejándoles su frase de entrada y despedida de “La paz de Cristo”.

El amor, el humor y la fe, son parte de la trinidad de su amorosa poesía, hablada por sus tres personajes José Cuadra Vega, Don José y Josecito, estos dos últimos personificados en su obra literaria. 

Estos elementos trinitarios amor-humor-fe, que marcan sus dos libros que he citado anteriormente, también pueden verse en sus otros versos incluidos como Otros Poemas, y Poemas de Hospital, hilvanados en su estilo muy particular, pícaro y caballeresco, a como lo refirió en su texto Suma del buen amor, el escritor Franz Galich.

Es posible que otros de sus poemas anden sueltos; principalmente aquellos dedicados a sus amigos, como el que recién descubrí en sus escasísimos archivos, titulado A Martha Ligia, en sus 15 años. Según el poeta estos versos románticos y rítmicos de ocho cuartetos lo escribió hace 50 años a su amigo Raúl Sánchez Velásquez, para su novia. Ellos, recuerda el poeta, “ahora ambos dos de Masaya, están en la presencia del señor”.

Por lo que su poética, a como comentó una vez Carlos Martínez Rivas, reúne en su esencia íntima los valores morales entregado al amor, trascendiendo los límites literarios. Este elogio de CMR,  lo llevó a  escribirle el poema Himno de doña Julia para don José.

De esta manera, su poesía goza de un particular estilo de juglaría renovada, de versos matizados por su humor y gracia rítmica, muy original por cierto, muy clásico, y muy contemporáneo, que ha llamado la atención de otras figuras de la vanguardia,  como lo fue José Coronel Urtecho que calificó a Josecito como el “poeta de las palabras, de la pura palabrería personificada, de profundidad ritual humor y la gracia sin par”.     

Como ven, Don Josecito recuerda en muchos detalles estos comentarios que reúnen su historia en la antología de su obra. Su memoria sigue fresca a pesar que dice “padecer el mal de Alzhéimer”, el que en muchas ocasiones utiliza como un “Güegue de la poesía juglar” para aparentar olvido.

No obstante a pesar de su avanzada edad, su deteriorada salud, producto de la arterioesclerosis coronaria, el amor y humor picarón, le siguen dando fuerza para seguir olvidándose del tiempo, y seguir junto a su Doña Julia en su casa de la Centroamérica, la L-835, balanceándose en sus mecedoras. Les hace compañía la juguetona “Muñeca”, una perrita colochona color negro, que con sus ladridos parece alejar la soledad y la marcha del tiempo.

Linaje familiar y poético de Josecito

El español José Calatayud en su libro Manolo Cuadra, publicado en 1968, afirma que el linaje materno de Josecito o “Chepito Cuadra”, viene de la maestra María Josefa de Vega, su bisabuela. De Sara Fornos, una leonesa, su abuela, la que se casó con Abelardo Vega, un Masaya herido tres veces en la Batalla de San Jacinto. De ellos dos nace su madre Josefa María Vega Fornos (1880-1920) casada con Manuel Antonio Cuadra, un granadino.


Desde muy niña, Josefa, escribió poesía romántica. Su poema “De gris” es una excepcional pieza. La Revista Femenina Ilustrada, que dirigía Chepita Toledo, registra algunos de sus escritos. Pero esta vocación literaria y cultural adquirió mayores dimensiones en sus hijos: Manolo, Luciano, Abelardo, Ramiro “Tipitapa” y Gilberto, y por supuesto en Josecito Cuadra Vega, el penúltimo de esta estirpe de poetas y estupendos pensadores nicaragüenses.

Sus primeros años transcurren entre escuelas y traslados de su familia, desde Malacatoya, al puerto de San Juan del Sur, y años después a Masaya. En este sitio fallece su madre; entonces Chepito tenía cinco años. Este hecho oscurece su entorno familiar y sentimental. Ese sentir de la madre perdida, del amor filial truncado, aún lo sigue impactando, me ha revela el poeta en ratos de conversaciones libres.

Pero es precisamente en esta Ciudad de las Flores, que logra conocer a su eterna musa y amor de toda su vida: su Doña Julia, (Julia Emilia Robleto Pérez, nacida un 19 de Julio de 1914). Es a ella a quien escribe sus primeros poemas llenos de pudor y gracia. Después de un breve romance de estudiante, de “amor a primera vista”, se casa para la “eternidad”, en la iglesia de Niquinohomo. 

Y nacen sus tres hijos: José Anibal, Josefa Argentina y Julia María. Otra parte de su vida la pasó en las selvas de Mistrok, litoral Atlántico, luego en su casa, de la Colonia Centroamérica, acompañado de su Doña Julia.

El poeta hace varios años dejó de escribir; no obstante cada vez que lo visitan sus amigos sus poemas domésticos, irónicos, fraternos salen a dar sus paseítos de trovador conversacional, para recordarnos que su juglería de poeta del “buen amor” sigue viviendo en cada una de sus palabras: “rosarios de rutilantes constelaciones, de las cuales nada tiene que envidiar”, el mismo Juan de Valdés o Santa Teresa de Jesús, del siglo XVI; o Juan Ruiz, y Arcipreste de Hita del siglo XIII.

Su ars amatoria
El escritor Juan de Jesús Aburto, en unos de sus escritos, lo recuerda recitando poemas ligeros y efusivos en las peñas y bohemias de la lejana época: “La noche criolla”, “La petit café”, “Camilo Palito”, “El barranco”. El poeta dice no recordar estos “oscuros lugares”,  a los que cree llegó por pura casualidad.
Su hermano, Manolo, sufría por el poco brillo de su nocturna “arts literaria”. Pero fue su “buen amor” con un estilo de “juglar contemporáneo” que vino a poner sus versos en alto: su amor por Julia, por la ristra de su poesía, su amor a la madre perdida, amor al prójimo, amor a un Dios humano, a la Virgen adivinis, lo situó — pasando los setenta años — en las avanzadas de la literatura joven nicaragüense, con su célebre obra Poemas para Doña Julia, editado tres veces.
Otros de sus largos poemas publicados fue Canto a la Virgen Pájara María, y luego sus Poemas de Hospital y Otros poemas. Con toda esta poética reunida, y las críticas sobre sus escritos se publicaron dos textos: Uno coeditado por el Centro Nicaragüense de Escritores y Fondo Editorial CIRA, con el titulo Poemas para Doña Julia-Canto a la Virgen Pájara María-Poemas de Hospital (escritos en la Sala de Cardiología del Hospital Militar) y Otros poemas; por cierto abundantes escritos a sus numerosos amigos y correligionarios de su ars amatoria. Y en el 2005 HISPAMER, lo reeditó con el titulo: José Cuadra Vega Antología-Poemas para Doña Julia y Otros Poemas.
Se le han otorgado reconocimientos: El Centro Nicaragüense de Escritores, la Universidad Nacional Autónoma, UNAM y la Universidad Centroamericana, UCA; y en el 2006 recibió la Orden “Carlos Garzón”, otorgada por la Fundación del mismo nombre, y la Unión Nicaragüense de Artistas Plásticos, en el Palacio Nacional de Cultura.


Poetas valoran su poética de juglar  

“De José Cuadra Vega puede decirse especialmente que entre nosotros, por lo menos, es el poeta de las palabras, juega con ellas de una en una, en fila india, en pareja, en tríos, de cuatro en fondo, en rosarios, en collares, en sartas, en rebaños, en enjambres, en brillantes constelaciones y vías lácteas de palabras. Aun se complace a veces en fascinantes pirotecnia de la más pura palabrería. Es el verdadero juglar de las palabras en la poesía nicaragüense”. (José Coronel Urtecho).

“Doña Julia es la perla que el poeta José Cuadra Vega encontró, y vende todo cuanto tiene para comprarla. Perla que en el Nuevo Testamento (ver Mateo, 13,45), es comparada con el Reino de los Cielos. Yo no he querido irme del reino de mi infierno sin dar el fiel testimonio de mi feliz lectura de este singular y plural poema: Poemas par Doña Julia. (Carlos Martínez Rivas).

“Poesía meridiana, anecdótica, coloquial, y doblemente vivencial: su habla no es un experimento o folklore; es tan vivencial como la vida misma doméstico-conyugal que expresa: Al igual que Juan de Valdés y Santa Teresa de Jesús en la España del siglo XVI, José Cuadra Vega escribe como habla, o habla por escrito”. (Julio Valle Castillo).

“Sintetizando la “poesía  teista”, de José Cuadra Vega, nos remonta a la lírica de la mística española, fuentes en la que el poeta ha abrevado inevitablemente. Pero su concepto de Dios es más cercano. Él coincibe un Dios humano que bebe agua helada, que orina, suda, se ríe y enoja”. (Isolda Rodríguez).
“Cuando, conversando con Humberto Estrada, de esta transcurrente feria del libro, se nos ocurrió menester hacerle un homenaje al más joven de los poetas nacionales, a la “FIERA HUMANA”, como suele presentarse Josecito Cuadra Vega, en un alarde de humor ante la impasible vida, que tan callando pasa…” (Franz Galich).
“Virgen Pájara María de José Cuadra vega, es una maravillosa sorpresa. Desde la más profunda, bella y sosegada ternura hasta la explosión ardiente del que solo puede odiar a los que no aman”. (Rosario Murillo)

Chepito, como sabemos, desde hace años no escribe. Sus ultimos poemas son los reunidos en Poemas de Hospital.
Pero, el año pasado llegué a su casa, y le pregunté si tenía algo que nunca hubiese publicado, y que haya quedado disperso, y "desenguarando un manojo de papeles y recetas medicas, encontramos en uno de sus libros de antología, este poema.

Según la prodigiosa memoria de Chepito Cuadra este poema lírico lo escribió hace 50 años
Y nunca fue publicado y tampoco incluido en su antología, lo cual constatamos, y que ahora les presententamos:


A  Martha Ligia, en sus 15 años

Por tus quince años suspira
el corazón de Masaya
y por ti este canto ensaya
la cuerda azul de mi lira.

Dile al Amor, no te vayas,
dile al Amor, no te vengas,
para que Amor siempre tengas
prisionero en tus murallas.

Pon tus manos extendidas
—morenas manos morenas—
para que queden las penas
en tus manos consumidas.

Aromas de la pradera
aroman tu roja boca,
tu roja boca que evoca
un clavel en primavera.

Canela tu piel morena,
canela piel de canela,
olorosa piel gemela
de una azucena morena.

De negra luna tus ojos,
alumbran más que la luna.
La luna que solo es una,
tus ojos que son dos ojos.

Tus ojos, negros de negro,
tu negro pelo de hiedra,
tu corazón no es de piedra,
ni es tampoco el mío negro.

Martha Ligia: fino tul
pon a tu rostro delante,
por que un día lo levante
tu bello Príncipe Azul.

José Cuadra Vega


Desde que conoció a su amante esposa, el poeta le ha dedicado sus versos llevados a cánticos solemnes de amor. Esto llevó a nuestro gran poeta, Carlos Martínez a escribir su propio arte amatorio, y dedicárselos a ambos dos enamorados de siempre: Doña Julia, y Don Chepito.

Himno de doña Julia para don José
¿Por qué hube de ser yo la escogida,
entre todas, del esposo mejor? ¿Por
qué la sola exenta del resquemor
de los celos? La bujía prendida
en espera del tardado tardor
que tarda. Conturbada. Dividida
la mente entre el amor y el desamor;
lo que ha sido, será y es vuestra vida,
pobres  casadas. ¡Pero no la mía!
No conocí la torpe excusa tras la espera,
con el rouge extraño en el cuello. Mía
para mi su risa de hombre triste y profundo.
Mi Don José —como dijo Rubén Darío que era
Charles  de Soussens: el hombre más bueno del mundo.

Carlos Martínez Rivas
Domingo de Gloria 26 de Marzo de 1989